15 febrero 2009

Casa Tomada

Las puertas estaban abiertas hasta el tope para que ellos llegaran a tomarse la casa. No fue como en el cuento de Cortázar, en donde los personajes pasaban de cuarto en cuarto mientras los invasores ocupaban el resto de la vieja casona. Todos miramos pasivos la arremetida, los saludamos amables e incluso les servimos comida. Aún así, la ocupación no fue amistosa, de los otros recibimos nada más que silencio y frialdad, a pesar de intentar provocar carcajadas, preparar brebajes exóticos, ofrecer un festín a la romana. La respuesta fue nula y sus rostros tampoco decían nada.

La matriarca de la familia sabía que esto pasaría, pero no tenía opción más que armarse de ánimo y hacer frente a los que venían y hacían uso de todos los rincones de su hogar. Lo mismo intentó transmitir a sus hijos, quienes con menor ímpetu agacharon el moño y suspiraron con resignación. -Será nomás, es imposible detener su venida.

La mala vibra se intentó revertir con unos grados más de alcohol en el cuerpo, en el fondo un poco de coraje podía hacer que el cinismo aflorara más en los dueños de la casa y así enfrentar de mejor forma esta toma injusta.

Es triste cuando una intenta intervenir en un grupo y la respuesta es un vacío que golpea. Una queda con la sonrisa falsa marcada en la cara, las palabras de buena crianza y la inservible intención de encajar cuando en realidad no hay por donde entrar en confianza.

Lo peor, es que se trata de personas que inevitablemente seguirás viendo de vez en cuando y que por otra parte, también deben fingir agrado cuando te saludan de beso.

La buena onda y la poca vergüenza. Y así, seguimos con la casa tomada, ahora refugiados en un cuarto que aún posee nuestra propia luz, mientras esperamos que los otros retiren algún día la cara de palo con la que nos miran.

4 comentarios:

  1. mmm de cierta manera me siento reflejada en alguna de estas palabras...sad but true

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  2. Yo ya opté, y creo que es la unica opción, a que el alcohol será mi medio principal para que la gente que normalmente me provoca desfiguraciones en la cara me provoque menos lata...no hay otra. En una de esas funca jajaja es que soy tan poco wena pa sociabilizar y más cuando son unos cuicos lateros que pa´más remate entre todos se conocen...maldita plaga.

    ya...adios
    un beso

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  3. Es de muy mala crianza desquitarse en un blog de estas cosas. Hay que poner la otra mejilla y ser aún más amables con esa gente.

    Bueno, fuera de talla, resulta ponerse encabronantemente anmable, y lo mejor es que al usar uno la amabilidad como arma, no hay quien se pueda negar...algo así como "este weón me ofreció tres tipos de sopa pa elegir pal almuerzo, me da lata ser tan pesao con él"

    Cuidesemé

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  4. mmm yo diría que eso de poner la otra mejilla no sirve pa nahcon esta gente, mejor poner la otra nalga y hacerles un cara pálida a los malditos, a ver si despeinan un poco y dejan de ser tan frígidos.
    esop jajaja

    y como es eso de mala crianza!!

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